Bienvenida/o/e/x a este espacio:
Existen enormes debates sobre el lenguaje inclusivo, la x al final de algunas palabras y los neologismos. Pues muchos se preguntan si realmente se puede decir «presidenta» si «presidente» surge del ente que preside. La realidad es esta: ¡el diccionario está vivo!
Está tan vivo que, para no morir, necesita dejar que sus células se transformen una y otra vez; tiene que perder algunas neuronas para dar espacio a otras, necesita cortarse las uñas. Estar vivo es un movimiento circular en el que inevitablemente ciertos elementos perecen y otros sobreviven. Ese es el organismo del lenguaje, en donde su unidad morfológica supone su modificación constante. Por eso nacen nuevas palabras y se vuelven parte de nuestro inventario urbano. Y luego mueren otras, porque el mundo, a falta de necesidad, dejó de usarlas.
De eso hablamos en este espacio. De cómo nuestro lenguaje se adapta a nuestra cultura. De cómo nuevas palabras nos dan más herramientas para enfrentarnos a nuevos mundos. De cómo nuestra voz nos puede diferenciar del resto. De cómo no solo somos imagen y sensibilidad sino, y sobre todo, discurso.
Hablamos del lenguaje y sus implicaciones. Hablamos de las letras y su manifestación gráfica. Hablamos de discursos, de narrativa y de retórica. Hablamos de todo lo que tiene que ver con cómo hablamos.
¡Gracias por estar aquí!